Siento como si fuera ayer que llegué a Montevideo, sin maletas, me fui a clase de tango y mi mente volvió a situarme en la realidad rioplatense, con modificación en el acento incluida. Hoy, a los tres meses y medio de mi experiencia como voluntario en Montevideo, echo la vista atrás y me doy cuenta del enorme cambio `personal y profesional que está sucediendo en mi.
He tenido el placer en este tiempo de asistir a multitud de conciertos de todo tipo, de aprender a tocar un poco de candombe y de tango en el piano, y de bailar también cada vez más (voy volando dicen algunos entendidos, jaja, es broma). También he conocido lugares increíbles dentro y fuera de Montevideo, conocidos y no tan conocidos, cada uno con sus personas y costumbres diferentes, que realmente suman y suman en mi diferentes perspectivas para ver esta vida. Sobre todo, me llevo ya, porque es algo que una vez se gana es difícil perder, amigos de Uruguay con los que he compartido conversaciones, aficiones y momentos especiales, fiestas y mucho roack! Por supuesto, no puedo olvidar que en lo más cercano a mi, la casa donde vivimos los voluntarios, he creado vínculos que cada vez son más importantes con personas de varios orígenes dentro de Europa, a pesar de ser en algunas cosas muy diferentes.
Respecto a las proyectos en los que se centra mi voluntariado, lo más significativo es mi experiencia en Casa Joven “Bien al Sur“. Cuando entré a trabajar con estos chicos la verdad es que tenía muchas ganas de encontrar en ellos un espacio para mi desde donde influirles positivamente, y hoy, habiendo pasado con ellos momentos muy diferentes entre sí, me siento entre sus referencias, en un lugar desde donde ahora sí puedo darles lo mejor de mi como educador y tallerista, pero sobre todo, como persona en la que confiar. Los vínculos además no se han creado sólo con los chicos, sino que el equipo con el que trabajo me han recibido y ayudado mucho. Personas con mucha experiencia en lo educativo y personal, de los que cada día extraigo algunos regalos que me hacen crecer como persona, y de entre los cuales hay algunos que están influyendo muchísimo en mi en todos los aspectos. Mi trabajo en Guildford me está aportando mucha experiencia profesional en la enseñanza del español a diferentes niveles, lo que me está poniendo a prueba en cuanto a mis conocimientos de esta Lengua y mi adaptabilidad pedagógica, creo que con buenos resultados al ver que mis alumnos aprenden bastante y las clases se hacen de forma divertida y relajada, incluso se ponen recontentos cuando les mando tareas. Bueno, esto último no es del todo cierto, jaja.
Resumiendo en pocas palabras, y siendo las palabras por muchas que fueran pocas para describir esta experiencia en mi evolución como persona, unas estrofas de “Los Mareados” que desde hace un tiempo se reproducen en mi cabeza sin descanso:
Al repartir fuiste a ligar,
cartas que nadie te las va a poder sacar:
el piano que repica, y el mágico escobero
y locos los murgueros
¡qué flor para cantar!
¿Qué vas a hacer?
dale al arroz
ya estás tranquila con tu gripe y con tu tos.
[..)
Ciudad que recibiste
un nombre misterioso
no niegues que es precioso
no te podés quejar.
Palabrita inventada,
la hicieron y no estaba,
y nadie imaginaba que bien te iba a quedar.
Como dice un sabio poeta español, “lo mejor es lo que queda por venir”, y presiento que, a pesar de estar increíblemente contento por lo vivido ya, así será.
Dani
sábado, 14 de agosto de 2010
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